Frumencio Bedia Liceaga Centeno

Frumencio Bedia (1900–1936)

Agricultor, funcionario público y actor clave en la vida política de Romita en los años posrevolucionarios

Frumencio Bedia nació el 30 de noviembre de 1900 en Silao, Guanajuato, y fue parte de una familia profundamente arraigada en los valores del trabajo, el civismo y el compromiso con la comunidad. Hijo de Felipe Bedia de las Cajigas y Vicenta Centeno, y hermano menor de Francisco Bedia, Frumencio creció en un contexto de cambio nacional, mientras México se reestructuraba tras la Revolución.

Estudió en el Colegio Díez de Sollano, en León, donde comenzó a forjar vínculos con líderes políticos e intelectuales. Fue allí donde nació su amistad con el Lic. Luis I. Rodríguez, una figura clave del México cardenista. Esa amistad se mantuvo viva por años, al grado de que Rodríguez aceptó ser padrino del primer hijo de Frumencio, lo que atrajo a Romita una notable presencia de figuras políticas de alto nivel.

Su carrera pública lo llevó a desempeñar una delicada misión política encomendada directamente desde Palacio Nacional. Por encargo de su compadre, el Lic. Luis I. Rodríguez —entonces secretario particular del presidente Lázaro Cárdenas—, fue enviado a Tabasco para mediar en una situación compleja con el polémico político Tomás Garrido Canabal, entonces secretario de Agricultura y reconocido por sus posturas radicales. Frumencio cumplió la misión con éxito y se le indicó regresar a Romita para prepararse para nuevas responsabilidades de mayor nivel.

Sin embargo, el destino le tenía otros planes. Murió repentinamente el 22 de junio de 1936, a causa de un infarto, a la temprana edad de 36 años. Su muerte fue un golpe duro para la familia y para la comunidad romitense, que veía en él a una figura joven con un futuro prometedor en la política nacional.

A pesar de su corta vida, Frumencio dejó una huella significativa como parte de una generación que, sin haber tomado las armas, trabajó activamente para reconstruir las instituciones y fortalecer el tejido social de México. Su legado continúa vivo en la historia agraria y política de Romita.